Los malos hábitos alimentarios, los embarazos, las dietas, el cigarrillo y el sedentarismo han producido que la osteoporosis, enfermedad que clásicamente perteneció a la tercera edad, afectara a las generaciones más jóvenes.
Esta enfermedad, que afectaba a las mujeres después de los 50 y posmenopáusicas, ha pasado a ser un problema también de las más jóvenes, puesto que existe una ingesta de calcio que no llega a cubrir los requerimientos nutricionales mínimos.
Durante el embarazo los cambios hormonales producen que el organismo de la mamá se comporte como si estuviera en menopausia. Por eso se requiere aumentar la ingesta de calcio durante esta etapa, las mujeres que amamantan deben consumir 1.200 miligramos de calcio al día.
La osteoporosis, que se caracteriza por una mayor fragilidad, debilitamiento y reducción de los huesos, afecta principalmente al sexo femenino, a las mujeres con menopausia temprana, a aquellas con un peso menor a 57 kilos, a las fumadoras, a quienes han padecido de anorexia o bulimia y a las que no practican ejercicio.
Son muchos los factores que desencadenan que cada vez la estén padeciendo mujeres más jóvenes y, lo que es peor, que no lo sepan, la enfermedad progresa silenciosamente, hasta que una mujer se da cuenta, en un término de 10 a 15 años, por dolor, disminución de estatura y fracturas que padece osteoporosis.
Factores que aumentan la probabilidad
El cigarrillo incrementa la enfermedad. El tabaquismo es una de las primeras causas de osteoporosis en mujeres porque genera cambios en la metabolización de los estrógenos producidos en los ovarios.
La alimentación y el peso son aspectos fundamentales cuando se habla de huesos débiles, puesto las mujeres no solo hemos abusado de las dietas, sino que hemos dejado de tomar leche.
La inmovilidad causa pérdida gradual del hueso, mientras que el ejercicio somete los huesos a presión y estimula la función de la célula que genera masa ósea. Lo ideal es que las mujeres adquieran el hábito desde jóvenes, ya que en la vida adulta solo se puede aumentar la masa ósea en un 1 o 2 por ciento.
Una dieta adecuada nos ayuda
La vitamina D ayuda a que el calcio se absorba en el intestino, para pasar a la sangre y llegar a los huesos. El sol es fuente de vitamina D, pero después de los 50 años se requiere en forma complementaria.
A los 35 años se alcanza la masa ósea máxima. Después de esta edad, cuando el cuerpo necesita calcio lo toma de los huesos y por tanto la suplementación previa es una buena alternativa.
Los alimentos que ayudan son la leche con vitamina D, el hígado y la yema de huevo.
Un vaso de leche equivale a 315 miligramos de calcio.
El calcio no engorda.
Después de los 35 todas las mujeres pueden tomar suplementos de calcio si no consumen en sus alimentos la cantidad que el organismo necesita.